miércoles, enero 28, 2009

PATRIMONIO, MEMORIA, IDENTIDAD…

Patrimonio, memoria, identidad, palabras que representan conceptos, ideales, afianzamiento, las raíces del ser humano y el colectivo social en que se desenvuelve y desarrolla su vida. Así como un árbol es tan fuerte como el afianzamiento de sus raíces en la tierra se lo permite para tomar su alimento, y proyectar sus ramas hacia el cielo, de igual manera la memoria y con ello el patrimonio ponen las bases de la identidad en un colectivo humano y su cohesión hacia un objetivo una mirada un sueño o un ideal conjunto desde el presente hacia un futuro, contemplando lo que se dejará como un legado a las generaciones subsiguientes, si es que se logra ese acuerdo.

Realizar un recuento a manera de diagnóstico sobre el Patrimonio en el Departamento de Santander nos lleva a un recorrido largo y extenso de trabajos de iniciativa ante todo, personal, realizados en la medida que se tiene acceso a exiguos recursos, provenientes en general del estado al final de una fatigosa, desgastante y extenuante labor de gestión para obtenerlos; del mismo modo, la financiación privada conlleva una labor igual.

La riqueza patrimonial del Departamento de Santander es invaluable, tanto en lo natural como en lo cultural, la conformación geográfica misma del territorio permite la coexistencia de multiculturalidades con sus respectivas expresiones y, el patrimonio acumulado durante los años es para nada despreciable.

El patrimonio natural del Departamento, constituido por su paisaje, montañas, ríos, cascadas y caídas de agua, grutas y cuevas, depresiones y el majestuoso cañón del río Chicamocha, es invaluable y majestuoso, por fortuna, la falta de vías ha permitido su permanencia en el tiempo, protegiéndolo del impacto negativo que podría originar un turismo incontrolado y mal educado, tanto en lo cultural como en lo ambiental y por supuesto en lo patrimonial. Lastimosamente, el sector turístico se ha tornado en una alternativa de generación de recursos económicos, y con ello se inicia el proceso de querer atraer estos recursos por lo que es necesario un trabajo mancomunado desde lo cultural, lo ambiental y lo turístico, para que este sea un factor de desarrollo con impacto positivo.

El patrimonio cultural del departamento es tanto o más rico, la diversidad de climas y culturas han permitido el surgimiento de innumerables manifestaciones dejado legados únicos: el lenguaje propio del santandereano, que preserva costumbrismos de la conquista y colonia española junto al casi desaparecido legado ancestral indígena, preservado al interior del territorio y que en ocasiones hace necesario la explicación de su sentido y significado. La riqueza gastronómica que permite tres o cuatro maneras de presentar la arepa, el cabrito y el mute platos típicos de la región andina y del departamento; el sancocho, común a todo el territorio del departamento; la preservación de platos propios de zonas específicas o la muy particular manera de presentar y servir el tamal; en este tema merecerían capítulo aparte el bocadillo veleño y las hormigas culonas sin lugar a dudas los más grandes embajadores de la cultura santandereana. El vestuario del campesino de la región andina, cuya lectura se ha perdido en el tiempo y muy pocos logran distinguir a simple vista de qué región se procede según el uso de un pañuelo, los ornamentos de las blusas y faldas de los atuendos femeninos o las a veces no tan sutiles diferencias en el sombrero.

La riqueza de la producción musical del pasado que tiene sus más reconocidos referentes en la región andina del departamento, sin que por ello carezca de mérito la tradición musical ribereña, al interior del departamento se aprende la interpretación desde casa y luego se pule por fuera, en la escuela. En este sentido se presenta el rescate del “moño” y del baile del torbellino. Y con esto, la tradición de la feria, para compartir y departir, ferias de origen religioso o laico, donde orgullosamente se mostraba el fruto del trabajo: frutos de la tierra, ganado, artesanía y el desfile de las delegaciones que recuerdan la llegada grupal de los campesinos al centro poblado, transformado con el tiempo en desfile de carrozas. La artesanía, herencia indígena representada en los tejidos y la cerámica, tejidos que han perdurado en el tiempo, materiales, tramas, colores, preservados en museos y perdidos del uso común.

La tradición oral, se mantiene por milagro pues a las nuevas generaciones les atrae otro tipo de historia.

La preservación de la memoria en museos, casas de la cultura y bibliotecas es bastante más que precaria: colecciones de distinto orden, que con muy pocas excepciones has sido reunidas con buenas intenciones y poca asesoría técnica para su catalogación, montaje y exhibición, mostradas en una muestra variopinta de objetos y temáticas. La arqueología se representa en piezas procedentes mayormente de guaquería y no de exploraciones arqueológicas; los valiosos tomos de la biblioteca departamental guardados en cajas sin la más mínima protección; archivos carentes de las condiciones adecuadas para la preservación de los documentos, que a su vez no se encuentran debidamente clasificados ni catalogados. El arte religioso, bajo la responsabilidad de las instituciones religiosas tampoco ha sido inventariado.

Sólo existe en el departamento una escuela – taller de artes y oficios, creada por iniciativa privada y funcionando con apoyo de recursos estatales y de cooperación internacional, gracias a la gestión de sus organizadores.

De igual manera, los pocos grupos de vigías de patrimonio que existen en el departamento, muestran poca presencia y no aparecen en el listado de la página web del Ministerio de Cultura.

El patrimonio inmueble, el más visible y conocido, se percibe más como un problema para el desarrollo que como la riqueza cultural que es. El departamento es uno de los más ricos en cuanto a éste, no por la presencia de impresionantes elementos arquitectónicos sino por la presencia del patrimonio modesto en todo su territorio y el estado general de los conjuntos urbanos, que gracias a la falta de recursos han podido ser preservados de la desaparición por el avance del “desarrollo y la modernidad” representado en “obras de cemento”. Cuatro Centros Históricos declarados Patrimonio Cultural de Ámbito Nacional (lo que antes se conocía como Monumento Nacional) que están a la espera de la formulación de sus Planes Especiales de Manejo y Protección, estudios de reglamentación de marcos de plaza para once municipios y un corregimiento que nunca se adoptaron por parte de las administraciones municipales. Treinta y cuatro estaciones de ferrocarril por inventariar y esclarecer su real situación y valor. Los caminos indígenas, reales y de Lenguerke en peligro de desaparición. Innumerables muestras de edilicia desaparecida y amenazada de desaparición. La realización del Inventario de Patrimonio Cultural Inmueble del Departamento, deja establecido un principio de acciones a ser realizadas en el tiempo no definido de las voluntades políticas.

Planes de Ordenamiento Territorial que cuando reconocen la presencia del patrimonio cultural inmueble, preservan fachadas pero desatienden el objeto y el conjunto urbano en el que se incluye, desconociendo espacialidad, lenguaje formal, materiales y centros de manzana.

Acciones municipales independientes y descoordinadas de las instancias departamentales y nacionales que han permitido declaratorias de ámbito local sin tener el respaldo y la asesoría necesarios y adecuados para su manejo y protección, basados en el sentir local y sin el soporte de estudios profundos.

Se percibe la ausencia de profesionales calificados para el trabajo en el área de patrimonio cultural, dos facultades de arquitectura que no tienen en sus respectivos pensum asignaturas de patrimonio ni siquiera como electivas complementarias; ingenieros civiles que descalifican la arquitectura de tierra; historiadores y sociólogos enfocados a otras instancias; músicos, hoteleros, programas de turismo y comunicadores ídem y falta de programas académicos en el campo de la gestión, ponen de presente el distanciamiento de la academia respecto al tema de patrimonio, siendo el programa “Por los caminos del gran Santander”, patrocinado por la Universidad Santo Tomás de Aquino – Seccional Bucaramanga, el único elemento visible del interés de la academia por el patrimonio y la memoria.

A todo esto se suma la actuación de las instancias estatales, percibida como ineficaz, ineficiente, con pobres resultados en la coordinación, gestión y acciones en el sector. La lentitud de los trámites y el evidente manejo anti técnico aunado a los exiguos recursos que se destinan al patrimonio cultural inmueble hacen más difícil su preservación. El desconocimiento de la legislación y la normativa admite la descoordinación de los niveles nacional, departamental y municipal, hecho que permite las acciones locales avaladas por el nivel nacional con el desconocimiento del nivel departamental, o casos como el de la aprobación del plan de turismo para San Juan Girón, que tiene serios cuestionamientos desde el ámbito del patrimonio.

Funcionarios a los que se descalifica por parte del sector debido a su desconocimiento y falta de interés por el mismo. La ausencia de archivos organizados, listados representativos, directorios e inventarios al interior de las entidades estatales y para conocimiento público, la falta de estudios serios, técnicos y documentados para preservación de la memoria y un Consejo Departamental de Patrimonio que a la fecha no ha entrado en funcionamiento, muestran un triste panorama del patrimonio cultural y de la preservación de la memoria.

Se propone entonces actuar en 3 sentidos:

1. Conocimiento, reconocimiento y proyección

Divulgación de la legislación cultural

Investigación y documentación del patrimonio cultural a través de listados representativos, directorios, inventarios.

Difusión y fomento a través del desarrollo de programas y proyectos que motiven la participación comunitaria en torno a su identificación, preservación, difusión y sostenibilidad, entre ellos los programas de vigías del patrimonio y las escuelas – taller.

Celebración del mes del patrimonio

Declaratorias de Bienes de Interés Cultural del Departamento de Ámbito departamental y municipal

Mapeo departamental del sector

Sistema de información de inventario y registro del Patrimonio Cultural del Departamento

Publicaciones periódicas especializadas en el tema

2. Formación y estímulos

Revisión de los contenidos de los PEI en las áreas de ciencias sociales

Inclusión de asignaturas de patrimonio en los pensum de las carreras universitarias.

Becas de estudios para posgrados

Bolsas de trabajo para investigación

Formación de gestores de patrimonio cultural

Aplicación del régimen de incentivos al Patrimonio Cultural

3. Gestión

Establecer las líneas de acción para las actuaciones sobre el patrimonio de manera transversal e intersectorial

Recomposición del manejo cultural del departamento a través de una “gerencia de cultura”.

Implementación de los mecanismos y herramientas del Sistema Nacional de Patrimonio Cultural.

Operativización del Consejo Departamental de Patrimonio

Operativización de las redes de museos, casas de cultura y bibliotecas

Establecer los lineamientos de formulación de los planes departamental y municipales de turismo teniendo como base el patrimonio.

Formular los Planes de Manejo y Protección de los Bienes de Interés Cultural del departamento en conjunto con la nación (Ministerio de Cultura) y los municipios

Supervigilancia sobre la aplicación de los recursos de la cultura

Incentivar la formulación de proyectos y el acceso a recursos de la Cooperación Internacional

sábado, enero 17, 2009

Columna Profana III

CONSIDERACIONES SOBRE EL MANEJO Y PRESERVACION DEL PATRIMONIO ARQUITECTONICO EN EL AREA DE INFLUENCIA DEL CORREDOR TURISTICO DE SANTANDER

La promulgación de la creación del CORREDOR TURISTICO en el Departamento de Santander genera muchisimas oportunidades para los municipios que lo conforman.

Aparte de los lineamientos a tener en cuenta para la implementación de los servicios turísticos, como determinar el tipo de turistas al que estará dirigido, la infraestructura requerida para atenderlos, la demanda de servicios básicos, el estudio y propuestas para el manejo del impacto ambiental de la presencia del turista tanto en los recursos naturales como en la cultura y los valores de los habitantes de la región.

Más allá, y corriendo paralelas a estas consideraciones, hay que incluir en este listado el manejo y la preservación del patrimonio arquitectónico de la región.

Por estar involucrados municipios de tanta riqueza cultural (contemplando allí historia, arquitectura, paisaje, entre muchas otras cosas) hay que ser muy cuidadosos en el manejo de su patrimonio; municipios como Socorro, San Gil y Barichara, que poseen una riqueza histórico - arquitectónica reconocida por la Nación a través de la declaratoria de Monumento Nacional de sus Centros Históricos y que por falta de información de sus habitantes y dirigentes se desvirtúan constantemente los parámetros para su manejo, usos e intervenciones en ellos.

Socorro y Barichara tienen además delimitados sus centros históricos y reglamentadas las intervenciones en ellos, aunque la del Socorro está pidiendo con urgencia una revisión y actualización.

El caso de San Gil es un poco más difícil pues no se delimitó el centro histórico, hacer esto requiere hoy el concurso de su dirigencia pero ante todo el consenso de la ciudadanía para prestar su colaboración y entendimiento tanto al proceso de la delimitación como a la valoración de su patrimonio sin caer en las falsas creencias que abundan en el país sobre la oposición conceptual entre progreso y preservación de entornos urbanos, ó en la aún peor de las acciones en el manejo del patrimonio arquitectónico, una escuela tristemente célebre y reconocida en el mundo como GUATAVITISMO nacida del pecado de la buena intención que creó a “Guatavita la Nueva” como un pueblito blanco, de tejas de barro y calles empedradas que puede ser muy agradable para algunos pero en todo caso un falso histórico que engaña al público en general y que costó mucho a los habitantes adaptarse a un diseño “moderno y funcional” algo alejado de las costumbres propias de ellos.

Es también muy común en Colombia pensar en tener estos pueblitos como un pequeño ponquecito blanco, impecable e intocado, perfectamente conservado (más diría yo “restaurado”) sólo para uso y disfrute de los visitantes y absolutamente vedado a mostrar el transcurrir propio de la vida de sus habitantes; el triste ejemplo digno de evitar, de lo que acontecía con Villa de Leyva y su plaza principal en las noches de los fines de semana.

O también la irresponsable actitud de los citadinos foraneos que piensan en la envidia que despertaran en su círculo de amigos y allegados al lucir su última adquisición de viaje o de anticuario: bellisimas ventanas, puertas, celosías, molduras y un sin fin más de elementos fruto de la rapiña depredadora que acabó por ejemplo, con los modestos elementos originales de la carpintería doméstica del Centro Histórico del Socorro, muy bien acompañada de la inconsciencia ciudadana y alguna suma de dinero a cambio de su “vieja” pieza de carpintería, alfarería, cantería, etc.

Lo que mayor tristeza causa de todo esto es la dualidad de conceptos presentes en los entes estatales que se involucran en este tema, pues mientras unos entes promueven el “desarrollo” acabando (arrasando diría yo) la memoria urbana bien sea con demoliciones o con intervenciones nada respetuosas; otros libran batallas casi campales para convencer a todos los interesados en el progreso en emplear manejos adecuados sobre estas memorias, siendo clarísimo ejemplo de esto las diferencias conceptuales entre el nuevo manejo del centro de Santafé de Bogotá en especial el barrio La Candelaria o la campaña de preservación del barrio Teusaquillo y el manejo del centro y los barrios tradicionales de Bucaramanga como Bolarquí, San Alonso o El Campestre, sólo por ilustrar ejemplos relativamente cercanos geográficamente a Bucaramanga.

Estamos apenas a tiempo de proponer por parte de los municipios de Santander que forman parte del Corredor Turístico un manejo de los centros urbanos y centros históricos planes de manejo y protección acordes a los lineamientos de preservación que están establecidos por la Ley y de ser necesario se puede acudir a la experiencia de otros municipios y de otras naciones y a la atenta colaboración de naciones europeas cuyo proceso evolutivo y patrones culturales han sido distintos a los nuestros pero sus experiencias en el manejo del patrimonio van mucho más adelante que las nuestras y sobre todo, la orientación de la preservación hacia el servicio del turismo, nos puede llevar a fijar los términos de referencia para fijar la regulación de las nuevas áreas urbanas que sean requeridas por las proyecciones del desarrollo de estos municipios para lo cual se requiere un serio compromiso y alto sentido ético con una amplia visión del patrimonio hacia el futuro por parte de las firmas y profesionales que asesoren el proceso de formulación y ejecución de estos planes de desarrollo, de los cuales serán elementos imprescindibles los habitantes y los profesionales formados y que estén en ejercicio en la zona del corredor turístico.